Biodiversidad y bicentenario

De Mendoza CONICET

BIODIVERSIDAD Y BICENTENARIO: MAS SOBERANIA O MAS GLOBALIZACIÓN?


Ricardo A. Ojeda


El año que conmemoramos la Biodiversidad y el Bicentenario representa un marco propicio para reflexionar sobre algunas de las amenazas que se ciernen sobre los ecosistemas de mayor diversidad biológica de Argentina: fragmentación y degradación de hábitats, tráfico de vida silvestre, invasiones biológicas y el calentamiento global. De estos, por la extensión, rapidez y magnitud del impacto, la modificación de hábitats y paisajes ocasionados por el rápido avance de la frontera agrícola, ocupa un papel relevante. La superficie sembrada en Argentina, pasó de 19,6 millones de has en 1993/94, a 32,6 millones en 2007/08. El 95 por ciento de este aumento está explicado por la soja, según un informe de FLACSO (http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-131226-2009-09-05.html).

El cambio en la complejidad estructural de selvas y bosques de ecosistemas naturales como los del Gran Chaco y la Selva de Yungas (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-140779-2010-02-22.html), significa, entre otros, la pérdida (extinciones locales) de especies, prácticamente irreversible, de representantes únicos (endemismos) a escala mundial. La desaparición de especies significa, en consecuencia, la pérdida de funciones que ellas prestan dentro de la dinámica propia del ecosistema. A modo de ejemplo digamos que casi el 50 % de las especies amenazadas de mamíferos de Argentina ocurren en la región del noroeste, hoy fuertemente impactada por los distintos factores arriba mencionados.

Entre otros impactos asociados a la expansión agrícola, mencionemos la contaminación por herbicidas. Por ejemplo, los denominados compuestos “inertes” del herbicida glifosato, dañan, entre otros, a las células humanas, tal como lo reporta Scientific American (23 de Junio, 2009, Weed-Whacking Herbicide Proves Deadly to Human Cells), una de las revistas más importantes de divulgación científica. Asimismo se reportó su efecto teratogénico sobre otros organismos [1].

La expansión agrícola lleva asimismo la reducción de la superficie para desarrollar y mantener la diversidad agrícola-ganadera, vulnerando la cultura agrícola rural, estimulando el arriendo de campos y expulsión de pequeños productores. Es decir, se debilita la seguridad alimentaria, entre otras consideraciones (Mas detalles en: M. Altieri y W. Pengue, GRAIN 2006 N° 47, y referencias allí citadas; W. Pengue 2004, Rev Iberoam Econ Ecol, 1:46-55; M. Teubal 2003 Encrucijadas, Rev UBA, año3, N° 21, entre otras).

En síntesis, nuestra relación con la naturaleza se asemeja a un modelo de desarrollo no sustentable, cuyos resultados conducen inevitablemente a la pérdida de diversidad biológica, degradación ambiental, socio-cultural y pérdida de autonomía. Imaginemos un triángulo (tomado del economista Dan Rodrick) y en cada uno de los tres vértices las palabras: globalización (lease aquí soja,o biocombustibles u otros), soberanía y democracia. Si partimos de que es imposible maximizar los tres vértices simultaneamente, la pregunta es, a cual de los tres dar mayor peso sin afectar demasiado a los otros dos. Al vértice de más globalización, o a los de más soberanía y democracia?. En otras palabras, o decidimos como país soberano y en democracia el ordenamiento, producción y administración de nuestro territorio, recursos naturales y biodiversidad, o lo dejamos en manos del mercado global de los agronegocios (o pasta de celulosa o megaminería, entre otros). Puesto en términos mas dramáticos, cuanta biodiversidad - incluido el Hombre y su diversidad sociocultural - estamos dispuestos a perder?.

Estamos en el umbral de serios conflictos ambientales-sociales a escala mundial y esto exige una visión holística, abarcativa. De cómo restauramos y jerarquizamos los debilitados organismos y cuerpos técnicos del Estado (ej. administraciones de recursos naturales y medio ambiente); de la decisión y capacidad para recrear foros de discusión con amplia participación social; de cómo reforzamos y reformulamos el sistema científico-tecnológico y universidades; de cómo transferimos nuestros mejores conocimientos a las esferas de toma de decisión; de cómo consolidamos y ampliamos la concepción de los bloques regionales (ej. MERCOSUR), y de cuán soberanas sean nuestras decisiones territoriales, entre otros. De todo eso dependerá el futuro de nuestra Región y sociedad toda.

Herramientas personales