INDICADORES ECOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN DE ESTADOS DE DEGRADACIÓN EN EL MONTE CENTRAL

De Mendoza CONICET

Globalmente los sistemas desérticos reflejan un gradiente de estados o condiciones ambientales producto de la interacción de factores naturales y antrópicos (Herrick et al. 2005). El sobrepastoreo y los eventos climáticos intensos y prolongados (sequía), pueden generar cambios impredecibles e incluso transiciones hacia estados completamente nuevos, que a menudo involucran pérdidas considerables del potencial biológico, derivando en estados degradados de la tierra o desertificación (Grover y Musick 1990, Whitford 1993, Stringham et al. 2003, Rietkerk et al. 2004). Estos estados pueden persistir por largo tiempo a expensas de no recuperar su estructura histórica por décadas (Valone et al. 2002). Las acciones para recuperar o reestablecer estados mas saludables pueden requerir drásticas y costosas intervenciones (Scheffer et al. 2001, Bestelmeyer et al. 2004). Esta perspectiva basada en “estados y transiciones” (Briske et al. 2005, Herrick et al. 2006), expande los modelos anteriores basados solamente en la teoría sucesional, cuya limitada aplicabilidad no contemplaba la vasta diversidad de respuestas y condiciones ambientales en desiertos (Lauenroth y Laycock 1989, Joyce 1993). Bajo este marco teórico las transiciones hacia estados degradados han sido observadas principalmente en desiertos del Hemisferio norte y Australia. Durante los últimos cien años, el incesante aumento en el uso de la tierra para pastoreo ha causado un desbalance entre plantas palatables y no palatables y las mayores consecuencias para las comunidades vegetales han sido la disminución de gramíneas perennes y el incremento de arbustos nativos, transformando los paisajes en arbustales persistentes, dominados por leñosas (arbóreas y arbustivas, ej.: Larrea tridentata y Prosopis glandulosa) (Grover y Musick 1990, Hobbs y Huenneke 1992, James et al. 1995, Rapport y Whitford 1999, Bestelmeyer et al. 2004). Además de cambios estructurales, las interacciones entre suelo y vegetación constituyen un aspecto relevante para entender las condiciones que refleja un sistema y su estabilidad. Cuando la cobertura vegetal disminuye (ej.: por pastoreo), la escorrentía de sedimentos y nutrientes aumenta, y los procesos erosivos se agudizan tornando hostiles las condiciones para la recolonización de las plantas (Ludwig y Tongway 1995). Sobrepasado un umbral crítico de hostilidad, el sistema puede cambiar bruscamente de configuración espacial hacia otro estado estable, degradado, sin cobertura vegetal (von Hardenberg et al. 2001). La co-existencia de múltiples estados estables en las comunidades, como resultado del feedback entre biomasa y agua, ha sido observada recientemente en desiertos de Israel y África mediante el uso de los patrones de distribución vegetal como indicadores de estado (Rietkerk et al. 2004). En Argentina, los antecedentes relacionados con la problemática de la desertificación son numerosos (Bertiller et al. 2002, Abraham et al. 2003, Ares et al. 2003, Cipriotti y Aguiar 2005, Verón et al. 2006). Sin embargo son escasos los estudios abordados desde el punto de vista de la identificación de estados y transiciones (Bertiller y Bisigato 1998), así como la consideración de la diversidad animal o las interacciones claves en estas condiciones. La región septentrional o central del Desierto del Monte (32º a 37º SL) se halla sujeta a explotaciones ganaderas y forestales que se han sucedido ininterrumpidamente desde fines del siglo XIX, afectando la disponibilidad de hábitats, diversidad y distribución de especies (Ojeda et al. 1998). Estudios pioneros han descrito su estatus de desertificación de manera integral señalando grados moderados a severos de degradación (Roig et al. 1991). El uso de la tierra mas extendido en esta región, el pastoreo, tiene importantes efectos a nivel de la vegetación, biodiversidad animal y sus interacciones. El aumento de suelo expuesto por disminución de la cubierta vegetal, y los cambios en la disposición horizontal y vertical de los estratos vegetales, pueden afectar a diferentes especies o grupos funcionales de fauna silvestre (Gonnet 1998, Rossi, 2004, Tabeni y Ojeda 2005). La reducción de gramíneas perennes y anuales limita la disponibilidad de semillas para especies granívoras (aves y micro mamíferos) (Gonnet 2001), así como los sitios seguros para refugio contra depredadores y nidificación (Milesi et al. 2002). Por otra parte los sitios disturbados pueden ser preferidos por especies de mamíferos, aves e invertebrados con atributos especializados para explotar áreas abiertas y simplificadas por el ganado (Kufner y Chambouleyron 1991, Gonnet 1998, Lagos 2003, Tabeni y Ojeda 2003, 2005, Corbalán et al. 2006, Tabeni 2006, Tabeni et al. 2007). A nivel de las interacciones, el ganado y los herbívoros nativos como la mara (Dolichotis patagonum), pueden competir por algunos recursos tróficos (Kufner y Pelliza 1987). Identificar las condiciones de salud ambiental y el riesgo de desertificación es un proceso complejo. Una de las formas de abordarlo es mediante el uso de sustitutos o “surrogates” (Niemi y Mc Donald 2004). Estos sustitutos son los indicadores ecológicos que permiten aislar los aspectos claves del ecosistema frente a una abrumadora variedad de señales (NRC, 2000). El desarrollo de indicadores adecuados para establecer líneas de base ambientales y tendencias es una necesidad universal en desarrollo (Estados Unidos y Canadá, Environment Canada y US EPA 2003; Europa, www.eionet.eu.int; Australia, www.csiro.au/csiro/envind/index.htm), y ha sido reconocido como una necesidad de investigación en nuestro país, relacionada a los problemas de degradación de los recursos naturales (Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación). Los indicadores ecológicos pueden incluir características estructurales, de composición y de funcionamiento, y son derivados de medidas de campo acerca de la condición actual de un ecosistema, pudiendo ser usados directamente o combinados en índices integrales (Paul 2003, Niemi y Mac Donald 2004). De acuerdo a esto es necesario reconocer que parte del espectro es relevante a los objetivos de una investigación (Yoccoz et al. 2001). En relación al marco teórico formulado, la presente propuesta de investigación se centrará en los siguientes componentes: • suelo: es la matriz sobre la que se asientan los fenómenos de degradación, y el elemento de base a partir del cual se observarán los signos de erosión. • vegetación: como regulador de la distribución y asignación de los recursos, reflejará a través de sus patrones o de la ausencia/ presencia de especies fundamentales las diferentes condiciones de salud o degradación del paisaje. • biodiversidad: se tendrán en cuenta las respuestas de algunas especies animales, y a futuro interacciones planta-animal, como expresión final del estado de salud y pérdida del potencial biológico.

Objetivo general

El objetivo general es identificar estados de salud y degradación ecosistémica en el Monte central, mediante un enfoque integrado de indicadores ecológicos (variables bio-físicas) y aspectos socio-culturales (percepción de los pobladores respecto de su entorno).

Objetivos específicos

-Identificar el grado de estabilidad del suelo y su potencial erosión, a partir de las características edáficas-geomórficas (textura, estructura, heterogeneidad) de hábitats recuperados y bajo uso ganadero en el Monte. -Caracterizar las formas de distribución de la vegetación (patrones de vegetación) bajo diferentes situaciones de recuperación y uso ganadero. -Evaluar la importancia relativa de los factores edáficos y de disturbio (pastoreo) sobre la fisonomía vegetal de ambientes degradados o recuperados. -Examinar el potencial de algunas especies animales como indicadores de estados de degradación, con miras a la identificación de oportunidades para la recuperación y prevención.

Esta línea de investigación se centra en explorar la problemática del riesgo ambiental en desiertos templados, por causa del uso antrópico. La meta principal a largo plazo será la identificación, evaluación y monitoreo de indicadores ecológicos y socio-culturales en puntos focales del Monte. Los estudios se abordarán bajo una aproximación de múltiples escalas y factores, orientada a ligar variables bióticas (vegetación, suelo y biodiversidad animal) con el factor humano (uso de la tierra). Esta aproximación cumplirá dos propósitos: a)- identificar los principales agentes que gobiernan el funcionamiento y estructura en desiertos, a fin de establecer estudios comparativos con otras regiones semiáridas, b)- a nivel de la región de estudio, identificar las variables respuesta del sistema a diferentes condiciones y las problemáticas sociales asociadas, a fin de consolidar las bases para una adecuada utilización de la tierra.

Futuras líneas de investigación

Dentro de la línea de investigación planteada se espera a futuro desarrollar los siguientes objetivos: - Comparar la información ecológica obtenida respecto de la identificación de estados degradados o saludables, con la percepción ambiental por parte de la comunidad local. - Identificar los principales beneficios o servicios que provee el ecosistema en esta región del Monte y cuales se hallan en riesgo dentro del gradiente de estados previamente identificados. Estos objetivos se emprenderán de manera interdisciplinaria, para los cual se planea trabajar con personal del INCIHUSA (Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, http://www.cricyt.edu.ar/institutos/incihusa/) dentro del Cricyt, así como tambien con otros grupos del IADIZA (LADyOT, http://www.cricyt.edu.ar/institutos/iadiza/ladyot/) con amplia experiencia en este tema.

Por mayor información del proyecto dirigirse a Solana Tabeni[[1]]

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