Reflexiones sobre el sistema científico argentino

De Mendoza CONICET

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== Reflexiones en torno  al sistema científico argentino ==
 
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'''Ricardo A. Ojeda'''
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última version al 02:10 18 feb 2011

Ricardo A. Ojeda

GiB-IADIZA, CONICET-CCT Mendoza; rojeda@lab.cricyt.edu.ar


El objetivo de esta nota es volcar algunas reflexiones en relación al artículo de Farji- Brener y Ruggiero (FB y AR; 2010) sobre el sistema científico argentino, más precisamente, el CONICET, y cuya circulación por varias listas académicas y de sociedades científicas, actuó como disparador-motivador de estas breves líneas.

Si bien tomo con cuidado las analogías entre la biología y las construcciones sociales-culturales, considero que el sistema científico nacional (ej. CONICET) es el producto ( resultado adaptativo ?) de los eventos históricos que, a lo largo de los últimos 55 años, fueron moldeando parte de su constitución y desarrollo.

La nota de opinión de FB y AR no explicita el contexto histórico donde se desarrolló y desarrolla la actividad científica en Argentina. Esto es, en su analogía, el escenario donde se desarrolla una determinada estrategia evolutiva. Si bien al inicio de su nota hacen mención a los potenciales contextos (ej., “…la impulsividad es más adecuada cuando las necesidades son inmediatas y/o el futuro incierto”), luego omiten explicitarlo.

La contextualización es de una importancia medular en el momento de caracterizar el sistema que rige la actividad científica del país, en este caso en particular, y cualquier organización que “resiste” (aunque durante algunos períodos con muletas), las crisis institucionales, políticas, económicas y sociales por algo más de 50 años.

El CONICET vio la revolución libertadora, la noche de los bastones largos, la marcada separación entre la docencia formal y la investigación (universidades vs. institutos), el golpe del ´76 y el Operativo Independencia, la proliferación de fundaciones y mercantilización de la actividad científica durante los gobiernos militares y la presidencia de Carlos Menem, desfinanciación, becas congeladas, períodos de hibernación para ingresar y promover en la carrera del investigador, la alta tasa de emigración de científicos, la alta inestabilidad institucional (ej. entre fines de los ´80 a fines de los ´90, el tiempo promedio de gestión de los presidentes del CONICET era menor a los 2 años), entre algunos hitos.

Estos son ejemplos de incertidumbre ambiental, y en consecuencia, las “estrategias” (el guión evolutivo) deben ser analizadas dentro de este teatro ecológico (tomado de Hutchinson, 1965).

Mas allá de lo simpático de la analogía de FB y AR sobre las estrategias de forrajeo y el CONICET, cualquier análisis purista, aséptico, neutro, desvinculado de la dinámica histórica de la vida de un país, puede “pecar” de reduccionista, y en consecuencia, las “soluciones” propuestas pueden convertirse en escollos, mas que en una contribución al desarrollo y fortalecimiento institucional, en este caso del CONICET. Imaginemos, por ejemplo, el embrollo político-institucional que se generaría entre las universidades y el CONICET, y dentro de las comisiones asesoras cuando deban (Re)evaluar las tesis doctorales (como proponen FB y AR) de los cientos de candidatos a ingresar cada año a la carrera del investigador!. En otras palabras, las propuestas (o expresiones de deseo, las llamaría yo) pueden ser tan maximalistas, que resultan impracticables.

La alternativa, claro está, es que el CONICET se aboque a reformular de modo integral, su política institucional. Así se debería explicitar, por ejemplo, los “nuevos términos” para ser parte del sistema. Esto incluye no solo las consideraciones hechas por FB y AR con respecto al dilema de publicar o doctorarse (un dilema falso a mi entender), o dirigir, sino también, reformular y explicitar el perfil del investigador, su vinculación con la docencia, su involucramiento (o no?) con la transferencia, la explicitación de tareas para las distintas categorías, etc., como soslayo mas abajo.

Pero veamos un poco algunos avances de “algunas de las partes” del sistema científico en general. Así por ejemplo, la formalización de programas de doctorado, en muchos casos aún incipiente, ha sido una de las grandes metas alcanzadas por las universidades para la formación de posgrados en los últimos 40 años. La consolidación de sociedades, y revistas científicas, algunas de ellas ahora cuantificables por el CONICET, luego de años de altibajos e “invisibilización” (ej. revistas núcleo); la presencia importante de la actividad científica de Argentina en el circuito de revistas internacionales, el incremento de becarios y base de sustentación de la pirámide, el acceso a la financiación de proyectos sostenidos en el tiempo, la dinámica (movilidad) de categorías, la creciente inmigración de científicos, entre otros, son signos de crecimiento y consolidación del sistema científico de un país.

Que hay mucho para mejorar?...(o para alcanzar una mejor “adaptación” de los monos al forrajeo, dirían FB y AR), claro que sí!.

Para comenzar, digamos que se hace cada vez mas urgente abrir la discusión sobre el perfil del investigador y contar, como en otras instituciones, de un manual de descripción de tareas (job description) donde se explicite que se espera de las distintas categorías. Cual es el perfil deseado?. Cuanto del tiempo dedicado a investigación, cuanto a docencia, cuanto a servicios institucionales varios, etc., debiera cumplir un investigador?. La no explicitación de las tareas es, en mi opinión, una deuda del CONICET.

Por ejemplo, cuanto del puntaje, en el proceso de evaluación de los investigadores, debiéramos asignar al rubro de docencia?. El divorcio entre investigación y docencia (separación originada durante los años oscuros de la vida argentina), en mi opinión, no ha sido la mejor “solución” adaptativa, mas allá de parecer contradictorio con lo expresado al inicio de mi nota.

Comparto con FB y AR la necesidad de jerarquizar cuantitativamente la dirección de becarios, como así también la creación de una comisión de seguimiento que atienda los conflictos de las partes. En distintas universidades del extranjero existe una comisión de seguimiento de estudiantes de doctorado, y cuya función es velar por el buen desempeño del doctorando (lo cual incide en la calidad institucional), promedio, créditos alcanzados por cursos, y también los conflictos (o no) propios de la relación director-becario, u otros. Esta, por ejemplo, es una comisión que no existe en el CONICET o en las unidades ejecutoras (ej. institutos).

No quiero terminar estas líneas sin referirme a las tareas de un estudiante de doctorado (ej becario CONICET, Agencia, otros) y recalcar que la Tesis constituye una parte de la formación de un doctorando. Esto significa que como estudiantes de posgrado no solo debemos elaborar y defender el proyecto doctoral, sino también tomar cursos, hacer docencia, participar de seminarios, presentar resultados en congresos, redactar manuscritos, desarrollar la tesis, obtener y analizar los datos, escribir y defender la tesis. Todo esto en el menor tiempo posible, que nunca baja de 5-7 años.

En síntesis, el artículo de FB y AR cumple con los objetivos de la sección “Debate”, de Ecología Austral. Esto es, provocar, generar reflexión y estimular el intercambio de ideas y propuestas para el mejor desarrollo y consolidación del sistema científico nacional.


Agradezco a Gabriela Diaz la lectura y comentarios sobre un escrito borrador de las opiniones aquí volcadas.

Referencias

FARJI-BRENER, A. y RUGGIERO, A. 2010. ¿Impulsividad o paciencia? Qué estimula y qué selecciona el sistema científico argentino. 2010. Ecología Austral,000-000. http://www.ecologiaaustral.com.ar/files/20-3-10.pdf

HUTCHINSON, G.E. 1965.The Ecological Theater & the Evolutionary Play. Yale Univ. Press

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