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El análisis de la variación genética en caracteres de resistencia al estrés es esencial para comprender las estrategias adaptativas y patrones biogeográficos en organismos de poblaciones naturalmente expuestas a variaciones ambientales. Los insectos, por su pequeño tamaño, son especialmente vulnerables a la deshidratación, desafío típico en ambientes desérticos. Se ha demostrado que dentro del género Drosophila, especies procedentes de ambientes cálidos y secos, poseen características que les permiten mantener el balance hídrico. En este trabajo, propuse investigar los componentes ecológicos y genéticos implicados en la adaptación a la vida en zonas áridas, utilizando como especie modelo la mosca cactófila Drosophila buzzatti. El objetivo fue estimar la variabilidad intra e interpoblacional de la resistencia a la desecación en moscas procedentes de distintas localidades del Norte Argentino, a lo largo de un gradiente de precipitación. De cada población se fundaron diez líneas a partir de una única hembra preñada (isolíneas) y se seleccionaron cuatro poblaciones. El experimento consistió en medir supervivencia en diez moscas por población, isolínea y sexo, bajo dos tratamientos de desecación con gel de sílice (0.5 y3 gr) y uno control. Los resultados mostraron que 1) los tratamientos de desecación tuvieron un importante efecto sobre la supervivencia, 2) hubo diferencias significativas en la supervivencia entre poblaciones y 3) la interacción entre tratamientos y poblaciones fue significativa. Además, los resultados revelaron un claro dimorfismo sexual, siendo las hembras significativamente más resistentes que los machos. La interacción entre sexo y población también fue significativa, indicando que la magnitud del dimorfismo sexual es variable entre poblaciones. Contrariamente a lo esperado, los resultados no permiten corroborar la existencia de un patrón clinal en la variación de la resistencia a la desecación a lo largo del gradiente de precitaciones como se esperaba. Sin embargo, detectamos un efecto estadístico significativo entre isolíneas (dentro de poblaciones), lo que indicaría que la variación en el carácter medido tiene una base genética. De hecho, el nivel de variabilidad entre isolíneas fue mucho mayor en poblaciones de localidades más húmedas, lo cual sugiere que la variación genética pudo ser erosionada por la presión de selección en localidades más áridas.